Los pacientes que fuman y se someten a una operación corren riesgo de sufrir complicaciones, lo que está ampliamente avalado en la literatura médica.
Está comprobado que el cigarrillo es uno de los vicios más perjudiciales para la salud y aunque la mayoría de los fumadores están conscientes del daño que ocasiona para su cuerpo, sólo algunos intentan dejarlo y en aún en ese grupo les es muy difícil hacerlo.
Según los estudios científicos, los fumadores están expuestos a variadas complicaciones que van de la mano con el tiempo que el paciente lleva fumando y con la cantidad que consume. Se sabe que los ex fumadores pueden disminuir sus riesgos, pero nunca llegar al nivel de alguien que nunca ha fumado. Los fumadores activos tienen el mayor nivel de riesgo, pero pueden disminuirlo si es que suspenden su hábito al menos 1 mes antes de la intervención.
Específicamente, dejar de fumar antes de una cirugía ocasiona claros beneficios, tales como:
- El riesgo de sufrir complicaciones de la herida, como falla en la cicatrización, sangrado o infección, disminuyen considerablemente.
- Las complicaciones pulmonares, como bronquitis, atelectasias o neumonías en el postoperatorio también disminuyen. La tos en el postoperatorio disminuye, lo que además baja el riesgo de sangrado en el sitio operatorio y disminuye el dolor al no ejercer la fuerza que se requiere para toser.
- También disminuyen complicaciones generales como coágulos en las piernas y en los pulmones (trombosis), lo que puede ser muy grave.
Es importante saber que hay algunas cirugías más propensas a complicarse en pacientes fumadoras, como el lifting facial y la abdominoplastía, pero el riesgo individual depende de cada paciente y debe calcularse considerando muchos factores. En la consulta evaluaremos juntos tu condición particular y podré responder tus dudas con respecto a la cirugía que deseas.