Generalmente se piensa que la mayoría de las mujeres están interesadas en un aumento mamario, pero la verdad es que hay un número importante para las cuales sus mamas son un problema.

 

Miles de mujeres se enfrentan a la imposibilidad de llevar una vida normal dado el tamaño de sus mamas. Problemas para vestir, hacer deporte, subir escaleras, dolores de espalda, surcos en los hombros por los sostenes, son algunos de los inconvenientes con los que deben lidiar.

Todo esto puede mejorar al someterse a una reducción mamaria, una intervención donde se quita el exceso de glándula y de piel para darle a las mamas el tamaño y la forma que a la paciente le gustaría, por supuesto previa evaluación con su cirujano para que logre interpretar lo que la paciente desea.

 

La recuperación es medianamente rápida, requiere sólo una noche de hospitalización, no se utilizan drenajes y existe escaso dolor. Quedan cicatrices variables en las mamas que dependerán de cada tipo de mama y por ende de cada tipo de técnica que deba utilizarse, pero la satisfacción de poder realizar actividades cotidianas que antes parecían imposibles contrarresta los malestares temporales posterior a la cirugía.