En primer lugar, se debe acudir al cirujano para que recoja una adecuada historia clínica, que incluye las enfermedades del paciente, las cirugías a las que se ha sometido, sus antecedentes familiares, sus hábitos, sus alergias, en fin, toda la información que es de suma importancia para ofrecerle una cirugía segura.

 

Posterior a la evaluación, se solicitarán los exámenes necesarios para tener la certeza que el paciente está en las condiciones adecuadas para realizar la intervención. En general, se solicitan exámenes de sangre, orina, radiografías, ecografías, electrocardiograma, entre otros, dependiendo de la cirugía a realizar y de las características de cada paciente.

 

El paciente debe tener absoluta claridad de todo lo que conlleva el proceso, en qué consiste la intervención, qué riesgos existen y cómo suele ser la recuperación. Además debe entregar su consentimiento para ser sometido a la cirugía.

 

Por último, el paciente debe seguir todas las recomendaciones que le dé el cirujano para prepararse para la intervención. Es muy importante que deje de fumar al menos un mes antes de la cirugía, que tome solamente los medicamentos que le haya indicado su médico (incluyendo homeopáticos) y presentarse el día de su cirugía en ayunas de al menos 8 horas.